La influencia morisca en los pueblos de Espadán - Mijares
A pesar de que el entorno natural es el principal llamamiento para la mayoría de visitantes de Espadán-Mijares, no podemos olvidar el gran patrimonio arquitectónico que poseen los municipios de esta Mancomunidad. Pasear por los pueblos de Espadán-Mijares es sinónimo de calles estrechas, caminos empedrados, construcciones de piedra seca, castillos y torreones que transportan a época morisca.
Rebobinemos unos cuantos siglos atrás: el origen de varios de nuestros pueblos se remonta al periodo de mayor esplendor de la comunidad musulmana, anterior al siglo XII. Aín, Alcudia de Veo, Argelita, Ayódar, Espadilla, Fanzara, Fuentes de Ayódar, Sueras, Tales, Torralba del Pinar, Torrechiva, Villamalur y Vallat son muestras de este origen islámico.
No es de extrañar, pues, encontrar grandes riquezas patrimoniales que datan de esta época, como el Castillo de Benialí, en Aín, catalogado como Bien de Interés Cultural, o los castillos de Alcudia de Veo y de Jinquer que, a pesar de su estado ruinoso, permiten disfrutar de bellísimos paisajes. Más ejemplos de este pasado morisco son la Torre Cuadrada de Argelita, que fue el palacio de Abu Zeyd, el último gobernador musulmán de Valencia, la Torre Redonda y el Castillo de la Mola. El Castillo de Mauz, en Sueras, el Torreón de Ayódar, los Castillos de Toga y Villamalur, así como las diez torrecitas moriscas junto a la fortificación de Torrechiva, son también testimonios de los últimos días árabes de Espadán-Mijares.
Además de estas fortificaciones, son varios los municipios que muestran su pasado árabe en las calles. Es el caso de Fanzara o Torrechiva, cuya tipología de poblados árabes se observa claramente en sus casas escalonadas. Vallat, Villamalur, Toga o Aín también son localidades constituidas por casas blanquecinas en calles estrechas y suelos adoquinados, típicos de esta época. Así mismo, en Tales también podemos disfruzar de un recorrido histórico desde el Portalet hacia las calles estrechas y paredes escaladas.
Pero la influencia de la comunidad musulmana en Espadán-Mijares no sólo es notoria en el patrimonio arquitectónico, sino también en la toponimia de la zona: es el caso de Alcudia, que provinene del árabe “al-judya”, que significa cerro o colina. Otro ejemplo es Aín, cuyo elemento más significativo es el agua, quedando de manifiesto incluso en el topónimo del municipio, un término de origen árabe que significa “fuente”.
¿Se imaginan algunos de los municipios de Espadán-Mijares como pequeñas alquerías islámicas? Esos fueron los inicios de lo que ahora conocemos como Tales, Toga, Villamalur o Alcudia de Veo: todas ellas pertenecieron en sus inicios a Abu Zeyd.
Entre los siglos X y XIII reinó la paz en Espadán-Mijares. La convivencia entre musulmanes y cristianos fue posible hasta la expulsión morisca en 1609, momento en que los árabes se unieron a la sublevación de la Sierra de Espadán, siendo Alcudia y otros municipios testigos directos de las revueltas.
La comunidad islámica pobló durante siglos esta zona. Pasear por los pueblos de Espadán-Mijares es pasear por la historia de los hombres y mujeres que, desde tiempos inmemoriables, han habitado estas tierras. Tierras en las que los distintos asentamientos y restos históricos han demostrado que la humanidad eligió, elige y elegirá este territorio entre la Sierra de Espadán y el río Mijares para vivir y prosperar.

